El fútbol es pasión en Argentina. Dos campeonatos del mundo, una ristra impresionante de enormes talentos con el balón y el fervor de sus aficionados son testimonio fehacientes. No es una selección cualquiera. Es Argentina, aunque sea la Argentina de Maradona, un técnico en prácticas. España, a meses vista de la cita de Sudáfrica, se regaló un impresionante triunfo sobre la albiceleste. Lo hizo a base de destilar fútbol de toque y de sobrevivir a los hachazos de los defensas argentinos.
Un amistoso es un amistoso. Ni las estadísticas ni las acciones transcienden más allá de unos cuantos días. Es cierto, pero, en esta ocasión, España tenía ante sí una prueba donde examinar su capacidad de competir ante un cuadro de altos vuelos. No aprobó; obtuvo un sobresaliente rozando con matrícula de honor.
La calificación se fue cocinando desde el comienzo de un encuentro que sirvió como celebración del centenario (o casi) de la Real Federación Española de Fútbol. Ausente Fernando Torres (lesionado), Del Bosque optó por incluir un centrocampista más en el once, decisión que acabó cortocircuitando todos los sistemas de Argentina. Esta decisión potenció el toque de balón, de primeras y con enorme vocación ofensiva. Los argentinos siempre a rebufo, corriendo detrás de los españoles como si de una producción del coyote detrás del correcaminos. Iniesta y Xavi era el complemente perfecto de Xabi Alonso, más liberado de tareas defensivas con Busquets como guardaespaldas. Los tres creaban fútbol y Silva, Capdevila, Ramos y Villa se aprovechaban de esta maravillosa circunstancia. La dulzura del ballet plasmada sobre un terreno de juego y contra Argentina, una majestad de este deporte, aunque caída en desgracia.
Caída en desgracia porque Maradona es un seleccionador de pega, como mucho en prácticas. Si España tiene grabado a fuego su discurso, Argentina no sabe ni a qué juega, y sino que consulten a Messi, un actor de categoría que deambula sobre el césped como alma en pena. El resto de acompañantes, exceptuando a Di Maria e Higuaín, son verdaderos guerreros, destructores de fútbol y así es complicado imponerse al adversario, más si es España.
La jugada del primer tanto es un ejemplo claro de esta abismal diferencia de criterios entre unos y otros. Una acción al primer toque donde intervinieron todos los protagonistas de España, desde la defensa hasta todos los centrocampistas, hasta que el balón aterrizó en las botas de Silva. El canario rompió varias cinturas y su remate fue despejado por Romero. Los defensas de la albiceleste aún conmocionados por la jugada se despistaron ante la llegada de Xabi Alonso. No perdonó.
España no detuvo su ritmo. Siguió con su fútbol coral, aunque Argentina sí estiró líneas al tiempo que aumentó su agresividad sobre el campo. Las tarjetas caían en cascada. Tocaba aprender la lección de cómo defender un estilo ante otro estilo bien diferente y agresivo. Y si se solventó con nota la clase de fútbol de toque, también se pasó con buena calificación esta otra forma de discutir sin tanto contacto con el esférico. Apareció esa garra y coraje que antes ejercían como acompañantes de la ‘roja’. Ahora, éstos comparten galones con el fútbol de toque.
La lección de la violencia
El monólogo se interrumpió con el comienzo del segundo acto. Argentina, aunque en horas bajas, siempre es Argentina. Hay orgullo. Y a base de patadas y balones largos encontraron recompensa en una pena máxima que Messi se encargó de transformar. Previamente, en el epílogo del primer tiempo, Di Maria erró sólo ante Casillas.
El empate no alteró las constantes vitales de España. Tocaba volver a imponer la autoridad de antes y para ello qué mejor que hacerlo con Cesc, Mata, Negredo o el debutante, el más esperado de la historia, Jesús Navas. Es decir, tirar de fondo de armario con futbolistas igual o mejor que los que había en el campo. España no tiene un once, tiene dos o tres onces, algo difícil de ver en equipos o selecciones.
Y Argentina sucumbió ante el vértigo de España en sus acciones ofensivas. No había tanta creación, pero había una mayor velocidad. Eso sí, sin renunciar al buen toque con el balón. El único defecto fue la falta de ocasiones, quizá debido al brusco juego de los argentinos, capaces de mostrar todo su repertorio de malas artes. No obstante, cuando algo se busca con ahínco se obtiene, y así se logró, a falta de cinco minutos para la conclusión, el tanto de la victoria, obra de Xabi Alonso desde los once metros tras unas manos de Demichelis. Ya no quedó tiempo para más, si acaso para comprobar que la afición de España está a muerte con su selección y que todos sueñas con Sudáfrica, demostrando que hay un patrón de juego; todo lo contrario que en Argentina, a años luz de la brillantez de España, que por algo lidera el ranking de selecciones, por encima incluso de otra reina como Brasil.
Ficha
técnica:
2 - España: Iker Casillas
(Reina, m.88); Sergio Ramos, Puyol (Raúl Albiol,
m.46), Piqué, Capdevila; Busquets, Xabi Alonso,
Xavi (Cesc, m.61), Iniesta (Navas, m.82), Silva
(Negredo, m.65); y Villa (Mata, m.82).
1
- Argentina: Sergio Romero; Coloccini,
Demichelis, Heinze, Ansaldi; Maxi Rodríguez
(Lavezzi, m.83), Mascherano, Gago (Cambiasso,
m.74), Di María; Higuaín (Tevez, m.58) y Messi
(Perotti, m.83).
Goles: 1-0, m.15: Xabi
Alonso. 1-1, m.60: Messi de penalti. 2-1, m.85:
Xabi Alonso de penalti.
Árbitro: Allan
Kelly (IRL). Amonestó a Busquets (25) por
España, y a Heinze (28), Coloccini (30), Ansaldi
(41), Gago (61), Tévez (64) y Demichelis (81)
por Argentina.
Incidencias: encuentro
conmemorativo del centenario de la RFEF,
celebrado en el estadio Vicente Calderón, lleno,
con 54.000 espectadores en las gradas. Se guardo
un minuto de silencio en memoria del portero
alemán Robert Enke.
Autor: Rafael Merino
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