Sudáfrica representa para España
su gran oportunidad de proclamarse campeona del mundo. Ésta vez, a diferencia de
anteriores citas, la Selección acude con el cartel de favorita merced a
elementos tangibles. España se presenta como campeona de Europa (Viena, 2008) y
después de haber demostrado un excelente nivel de juego
colectivo, capaz de enamorar con su toque a todos los aficionados. Su
capacidad anotadora, su mentalidad ganadora, su coraje, su unión en el vestuario
o sus precisos resultados (una derrota en los últimos 46 encuentros) son sus
otros avales. La etiqueta de favorita, ésta vez, sí es de
verdad, nada de ilusiones como cada cuatro años. Ésta vez, la ilusión
es eterna. Y Sudáfrica representa el Olimpo.
- Su camino a Sudáfrica: La fase de clasificación merece ser considerada como una de las mejores de la historia: diez encuentros y diez victorias; siendo, además, la selección más realizadora de todas las participantes del continente europeo (28 goles) y una de las menos goleadas (5 tantos encajados). Bien es cierto que España tampoco se enfrentó a adversarios de una considerable complejidad, aunque sí correosos y nada proclives a facilitar la clasificación a los hombres de Del Bosque. Turquía, Bélgica, Bosnia, Armenia y Estonia, finalmente, acabaron reconociendo la enorme superioridad futbolística de España. Eran ya campeones de Europa y demostraron que no era una corona alcanzada de forma casual.
- Ausencias destacadas: Por primera vez en la historia de España, nadie ha puesto ni una simple objeción a la lista de los seleccionados. Del Bosque, siempre moderado en sus actuaciones y coherente en sus decisiones, ha acertado absolutamente: ha convocado a los 23 mejores futbolistas de España. La comprobación empírica se encuentra en la escasez de debates sobre la presencia de uno y otro jugador.
Tampoco había, por otro lado, margen a la sorpresa. Los infortunios físicos alejaron a Senna y Cazorla de estar entre los elegidos; Güiza, Negredo, Palop o Diego López, entre otros hicieron méritos durante la temporada, aunque no tantos como Llorente, Valdés, Javi Martínez o Pedro, novedades de la lista. El bloque, con los bajitos como marca registrada, estaba conformado desde hacía dos cursos, concretamente desde su entrada en combustión en la mágica ciudad austriaca de Viena.
- España en el Grupo H: La ‘Roja’ debería, salvo sorpresa mayúscula, finalizar como primera de su grupo. Otro pronóstico no se entiende. Futbolísticamente, España es superior en todos los estamentos a Chile, Suiza y Honduras, aunque el fútbol no entiende ni de calidad, ni de estadísticas, ni de experiencia, y mucho menos en una reunión de selecciones mundiales, cita propensa a las sorpresas.
Por si acaso, con el objeto de afrontar esta primara fase con cierta prudencia y menos euforia, conviene recordar algún dato histórico: Honduras (Johanesburgo, 21 de junio), en su única participación mundialista (España’82) sacó los colores a la ‘Roja’ (1-1); Chile (Pretoria, 25 de junio), dirigida por Marcelo Bielsa, destila un fútbol vistoso y ha sido una de las revelaciones del clasificatorio sudamericano merced a su orden táctico. Suiza (debut el 16 de junio en Durban), con el germano Hitzfeld como seleccionador, mezcla juventud y veteranía, aunque carentes de calidad como para hacer sombra a España. Lo verdaderamente peligroso llegará en octavos. El cruce es envenenado: Brasil, Portugal o Costa de Marfil.
- Su seleccionador: En el banquillo, tras la marcha de Luis Aragonés días después de conducir a España a su mayor éxito contemporáneo, se sienta Vicente del Bosque. Técnico curtido en la escuela del Real Madrid, donde conquistó dos Ligas de Campeones (2000 y 2002), dos Ligas (2001 y 2003), una Supercopa de España (2001), una Supercopa de Europa (2002) y una Copa Intercontinental (2002) en tan sólo cuatro ejercicios. Y convivió sin altercados en un vestuario repleto de estrellas (el debate Casillas-Valdés lo está gestionando con suavidad). Consecuencia lógica: mantiene un espíritu ganador y sabe llevar las riendas de un vestuario de categoría.
No sólo eso, Del Bosque conoce el sacrificio, el orden, la disciplina… valores que ha inculcado y potenciado en una de las mejores generaciones de futbolistas de la historia de España. Su trayectoria, estadística, en el banquillo es, además, portentosa: ha ganado todos sus partidos a excepción de la semifinal, ante Estados Unidos, de la Copa de las Confederaciones. Y no se ha enfrentado únicamente a combinados de segunda; España, con Del Bosque, se ha exhibido ante Argentina, Francia o Italia.
- Jugadores importantes: España, a diferencia que otras selecciones, ‘carece’ de una estrella, de un referente. No es como Portugal, con Cristiano Ronaldo; Inglaterra, con Rooney; Argentina, con Messi; Brasil, con Kaká; Francia, con Ribéry; Alemania, con Klose; Holanda, con Sneijder; Costa de Marfil o Camerún, con Drogba y Eto’o, respectivamente. En España, la estrella, es el bloque. Son todos, forman un mecano preciso, donde el fútbol de toque es la meta. Xavi, Iniesta, Piqué, Torres, Villa, Cesc, Casillas, Silva, Xabi Alonso, etcétera, dan lustre a una selección armoniosa dentro y fuera del campo.
- Su papel en Sudáfrica: España no se ha perdido ninguna cita mundialista desde Alemania’74. Ocho campeonatos del mundo consecutivos y ocho despedidas entre decepciones (Argentina’78, España´82, Italia’94, Francia’98 y Alemania’06) o lamentos en forma de mala suerte (los penaltis de México’86) o ‘despistes’ arbitrales (Estados Unidos’94 y Corea-Japón’02). Excesivas desilusiones en una nación donde el fútbol es el deporte rey, máxime cuando, desde los Juegos Olímpicos de Barcelona’92, España se ha convertido en una absoluta dominadora en muchas disciplinas deportivas. En todas menos en el balompié. Fracaso tras fracaso, a excepción del oro olímpico de Barcelona’92.
Una excepción hasta llegar al verano de 2008 en Austria y Suiza. La conquista del Europeo, una heroicidad inesperada, y el destilar ese fútbol de toque solemne y talentoso impulsaron una transformación en la mentalidad de los españoles, aficionados y jugadores. Los técnicos, más precavidos, navegan en aguas más calmadas. España se siente capaz de escribir cualquier hazaña. Y la más inminente es coronarse como campeona del mundo. No es una quimera; hay argumentos: fútbol, juego, toque, gol… hay un bloque.