El entusiasmo se avanza con discursos populistas, con adjetivos prometedores, con contrataciones de altos vuelos, más aún cuando se trata de borrar esos meses de sufrimiento y éxitos del adversario histórico. Todas esas esperanzas de trofeos se resumen en Cristiano Ronaldo. El luso ha sido el único capaz de hacer soñar a los socios del Santiago Bernabéu. Esta noche, con el Racing de Santander como enemigo, el público se hartó de bostezar debido al soporífero encuentro desarrollado por el Real Madrid. A pesar de tener un contrincante sin dientes, ni hambre, ni suerte, el compromiso, en vísperas del clásico, no se cerró antes de los noventa minutos, consecuencia del insuficiente fútbol del Real Madrid. Pese a todo, líderes en el Camp Nou; plomizo en cuanto al estilo futbolístico.
Nada de esto, sin embargo, se preveía después de alcanzarse la primera media hora de juego. Hasta ese momento, el Real Madrid era un Real Madrid más cercano a ese Real Madrid prometido en los meses estivales. Había hambre, fluidez en los movimientos con y sin esférico, ocasiones de levantar a los socios de sus asientos y autoridad en el control del ritmo del encuentro. La predisposición era idónea, siendo, además, complementada con la puesta en escena del Racing, un once apocado, echado atrás, con dos meses a su espalda sin ganar y tratando de defenderse con el método del autobús. Esta táctica nunca suele resultar cuando enfrente se tiene a futbolistas de máxima calidad, y más cuando Pellegrini ofreció su versión más optimista, más ofensiva, más lógica en su táctica y once.
Granero en lugar de Lass, que descansaba de los esfuerzos de selecciones, y no situando a Diarra con Xabi Alonso, que asumía así el mando creativo con el canterano y Kaká en su entorno. Drenthe, amnistiado, se mostró con otro ánimo, más jovial, en banda izquierda, e Higuaín era el Higuaín de siempre; Benzema, naturalmente, era el de costumbre: apático. Y esta aptitud mantiene con vida el debate sobre si debe ser titular o lo debe ser Raúl, siempre más activo. Pese a esto último, el equipo mostró un fútbol más coral, más acorde a lo que se busca, con frescura, con bandas, con profundidad en sus acciones.
La madera evitó dos goles prácticamente consecutivos, con Kaká, dicho sea, como canalizador ofensivo por excelencia. El disparo de Xabi Alonso fue repelido por el poste y ese mismo palo desvió un centro envenenado de Arbeloa, más ofensivo en zona derecha que cuando actúa en la izquierda. Es su sitio. Está más cómodo y se nota. Como Kaká. Detrás de los delanteros muestra su versión más completa. Aparte de sus pases milimétricos, el brasileño no festejó el gol porque Toño hizo una extraordinaria parada a un disparo suyo en parábola.
El Racing estaba acorralado, aferrándose a un planteamiento bastante incomprensible ante el Real Madrid. Porque aparte de la predisposición de los blancos, los cántabros ofrecían todas las facilidades del mundo. Más es imposible. Estaba siendo el adversario perfecto para cargarse de moral a una semana de viajar al Camp Nou. Los goles eran una cuestión de tiempo. Y así sucedió. A los 22 minutos, una escaramuza de Kaká en banda derecha acabó, tras fallar Toño en el despeje y tocar Garay de cabeza, en las botas de Higuaín. El argentino, en boca de gol, no falló y suma tres jornadas consecutivas marcando. Ya suma cinco goles. El premio era lógico y de seguir así todo se abría un tiempo de goles, de asustar al Barcelona.
Del todo a la nada
En el fútbol, sin embargo, no hay hueco para la lógica. Todo lo previsto se tuerce enseguida, más cuando está el Real Madrid, capaz de sucumbir ante el Alcorcón y de revivir al Racing de Santander, que contagió de su ritmo parsimonioso a los hombres de Pellegrini. Éstos, como sucedía hace unos meses, se dejaron ir para desesperación de los socios. Como si hubieran perdido toda la motivación o hubieran constatado que al Racing se le ganaba administrando fuerzas; antes del Barça está el Zúrich y el billete a los octavos de Champions.
Ni siquiera el penalti escamoteado por el árbitro en una clara zancadilla de Lacen sobre Benzema evitó el nacimiento de los bostezos. La pelota era cántabra y éstos empezaron a llegar al área de Casillas. Lo hicieron con una preocupante facilidad y no consumaron porque ni Tchité, ni Munitis, ni Luis García tenían duende.
El discurso no se alteró durante el resto de minutos. Los blancos, administrando sus fuerzas y aguardando esa dosis de calidad para cerrar el encuentro; los cántabros, buscando en la medida de sus posibilidades el empate. Es decir, con más corazón que artillería. En este paso del tiempo, Benzema ofreció su mejor toque, a un centro de Granero, embocando el esférico en la portería, pero Ramírez Izquierdo acertó al anularlo por posición adelantada del francés. Fue su única aportación antes de ser reemplazado por Raúl, que lleva cerca de un mes sin ser titular.
La otra ocasión digna de mención corrió a cargo de Higuaín. El argentino, sin embargo, se estrelló en el mano a mano con Toño, que enmendó así su fallo previo a esta acción. Otro error, sin corrección, fue el tanto anulado a Sergio Canales, la perla de la cantera cántabra. No estaba en fuera de juego cuando superó a Casillas. Un aviso serio, no obstante, sí fue, aunque el Real Madrid no lo interpretó así. Se mantuvo conformista y espeso hasta la conclusión del duelo. El aburrimiento se instaló en las gradas e igualmente el pesimismo en vísperas de medir fuerzas con el Barcelona. Porque o reaparece Cristiano Ronaldo o noticias nada buenas se ciernen sobre Chamartín. No hay entusiasmo. Aunque sí tres puntos, cinco más en comparación a hace doce meses, y uno más en relación al Barcelona. Y así, paradójicamente, se ha firmado el mejor arranque de los últimos 17 años. Ver para creer.
-- Ficha
técnica:
1 - Real Madrid: Casillas,
Arbeloa, Pepe, Garay, Drenthe, Granero (Diarra,
m.85), Xabi Alonso, Marcelo, Kaká (Van der
Vaart, m.88), Higuaín y Benzema (Raúl,
m.60).
0 - Racing: Toño, Pinillos
(Henrique, m.60), Torrejón, Christian, Morris
(Canales, m.60), Colsa, Lacen, Munitis, Serrano,
Luis García y Tchité (Geijo,
m.69).
Goles: 1-0, m.22:
Higuaín
Árbitro: Rafael Ramírez
Domínguez, del Comité Andaluz. Mostró tarjeta
amarilla a Morris (m.53), a Munitis (m.71) y
Lacen (m.90), del Racing y a Xabi Alonso (m.75)
y Garay (m.77), del Real
Madrid.
Incidencias: encuentro
correspondiente a la undécima jornada de Liga de
Primera División disputado en el estadio
Santiago Bernabeu ante unos 75.000
espectadores
Autor: Rafael Merino
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